Aventuras y desventuras de Aldeans en busca de la independencia perdida

Capítulo 3

Donde se concluye que el que no corre, vuela

En fin, que una que una vez concluida la reunión mantenida en Londres con los nueve diputados británicos, Aldeans y los 55.999 catalanes restantes se volvieron volando a Catalunya, aterrizando en Barcelona. Una vez allí, en tierra santa, al salir del aeropuerto uno de ellos preguntó: ¿Por qué no vamos a independizarnos un rato al Estadio de Montjuic, ahora que se están celebrando los Campeonatos Europeos de Atletismo y nosotros somos una Nació y deberíamos participar como tal en una Europa unida de naciones independientes? Todos estuvieron unánimemente de acuerdo, como si de doce titulares de periódicos catalanes se tratase, y hacia allí se encaminaron.

Una vez en el estadio, saltaron a la pista central y se pusieron los 56.000 catalanes a correr y correr. Y dieron vueltas y más vueltas. Y cuando llevaban muchas vueltas dadas, tal vez demasiadas, un agotado Aldeans, con la voz entrecortada por el cansancio, les advirtió: bueno, yo me independizo una vuelta más y luego me voy a casa.

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